Parques como estrategia urbana ante la crisis: una mirada desde Octubre Urbano

En tiempos de crisis urbana, los parques son más que espacios verdes: son estrategias que impulsan cohesión social, resiliencia ambiental y justicia urbana. En el marco de Octubre Urbano, reflexionamos sobre su papel como soluciones ante los desafíos de nuestras ciudades.

Octubre es un mes para detenerse y observar la ciudad. Impulsado por ONU-Hábitat desde 2014 como el mes urbano, este periodo invita a reflexionar sobre los retos y oportunidades que enfrentan nuestras ciudades. Cada año, la conmemoración integra dos fechas clave: el Día Mundial del Hábitat, enfocado este año en Soluciones Urbanas a la Crisis, y el Día Mundial de las Ciudades, centrado en Ciudades Inteligentes que ponen a las personas en el centro.

Octubre Urbano es, así, una oportunidad para repensar cómo habitamos, diseñamos y transformamos los espacios que compartimos.

En México, la Asociación Nacional de Parques y Recreación (ANPR) lo reconoce como el Mes de los Parques, promoviendo el análisis de los retos que implica el diseño, la gestión y la sostenibilidad de los espacios públicos urbanos. En este marco global, los parques se revelan como piezas clave para la transformación de nuestras ciudades.
Para quienes trabajamos en su diseño y gestión, este mes representa una pausa necesaria: un momento para mirar lo urbano con atención, y reflexionar sobre los cambios que vivimos como sociedad y las oportunidades que tenemos para construir entornos más humanos.

En Parques de México, la experiencia nos ha enseñado que el cambio no empieza en el diseño, sino en la escucha. Y uno de los espacios que mejor nos enseña a escuchar lo urbano es, precisamente, el parque. En esta ocasión, nos sumamos a la reflexión colectiva para mirar el papel que juegan los parques dentro de la ciudad y en la vida cotidiana, como escenarios donde se expresan los desafíos, aspiraciones y oportunidades del presente urbano.

Parques como reflejo de la ciudad

Los parques son espejos de nuestras ciudades: reflejan desigualdades, aspiraciones, encuentros y silencios. En tiempos de crisis —desde el cambio climático hasta la desigualdad urbana, el acceso limitado a la vivienda o la mala planeación—, los parques pueden ser mucho más que espacios verdes o de paso: pueden convertirse en laboratorios de diseño participativo, escenarios de políticas públicas y plataformas para reconstruir comunidad.

Diseñar un parque implica negociar entre lo técnico y lo simbólico, entre las necesidades y los recursos, equilibrando intereses e involucrando a distintos actores. Cada banca, cada tipo de vegetación, cada trazo de andador o actividad propuesta es el resultado de una conversación entre disciplinas, instituciones y personas.
En esa conversación, los parques nos recuerdan que el diseño del espacio urbano no es solo el proyecto o la construcción: es la integración de vivencias y la expresión de la experiencia colectiva.

Lo público como condición y desafío

Que un espacio sea realmente público hace toda la diferencia, pero ¿qué lo hace así? Aunque suele asociarse con acceso libre o propiedad estatal, en la práctica muchos parques enfrentan barreras invisibles que limitan su apropiación.
Un parque puede estar abierto y no sentirse accesible; tener infraestructura y no responder a las necesidades de quienes lo habitan; estar en el corazón de la ciudad y aun así parecer ajeno a su comunidad.

Hablar de parques verdaderamente públicos implica ir más allá de lo físico: hay que cuestionar las condiciones sociales, culturales, económicas y simbólicas que determinan su uso. Un parque deja de ser espacio público cuando no invita a quedarse, cuando no representa ni reconoce a quienes lo viven.

Parques resilientes para ciudades en transformación

Los parques se convierten en soluciones urbanas a la crisis cuando se diseñan desde una visión integral, incorporados a la planeación urbana con un enfoque sistémico y con un plan de gestión y sostenibilidad que asegure su funcionamiento y apropiación comunitaria.

No basta con construir un parque: es necesario entenderlo como infraestructura social crítica, capaz de responder a fenómenos complejos como la migración, la inseguridad, la desvinculación social o la pérdida de biodiversidad.
Desde la perspectiva ambiental, los parques actúan como infraestructuras verdes que promueven sistemas de captación pluvial, vegetación nativa y microclimas más saludables. Desde la perspectiva urbana, aportan resiliencia ante la expansión de la infraestructura gris. Desde la perspectiva social, democratizan el derecho al espacio público y promueven la equidad.

El diseño participativo, la gestión interinstitucional y la evaluación constante son herramientas indispensables para garantizar que el parque no solo exista en el espacio físico, sino que funcione como espacio público vivo.

Parques y ciudades inteligentes centradas en las personas

En un contexto donde la tecnología redefine lo urbano, es inevitable preguntarse qué lugar ocupan los parques en la narrativa de las ciudades inteligentes. ONU-Hábitat propone un enfoque que prioriza el bienestar humano, la equidad social y la sostenibilidad ambiental mediante el uso de la tecnología con propósito social: generar datos, comprender necesidades y ofrecer soluciones urbanas efectivas.

Un parque inteligente no es el que acumula sensores, sino el que escucha mejor a su comunidad. Las tecnologías digitales pueden facilitar la comunicación entre ciudadanía y gestión pública, siempre que se usen con empatía, claridad y calidez.
Detrás de cada mapa, cada reglamento o trámite, hay personas que buscan participar y decidir sobre el espacio que comparten. El verdadero reto tecnológico está en crear herramientas que traduzcan los datos en decisiones más justas, abiertas y humanas.

En este sentido, un parque inteligente es aquel que fomenta el intercambio social y generacional, impulsa la activación física, promueve la inclusividad y garantiza transparencia en su gestión. Es el que integra innovación con comunidad.

En tiempos de crisis, los parques son mucho más que espacios de recreación: son estrategias urbanas vivas que enfrentan simultáneamente la degradación ambiental, la fragmentación social y la precariedad urbana.
Diseñar lo urbano desde el parque es diseñar desde lo humano. Cada proyecto debe partir de la experiencia vivencial y la voz de quienes lo habitan.

En Parques de México reafirmamos nuestro compromiso con el diseño y gestión de espacios públicos que no solo cumplan con estándares técnicos, sino que respondan a las complejidades humanas de nuestras ciudades.
Octubre Urbano nos recuerda que lo público no es opcional: es esencial, político y profundamente humano. Porque la ciudad la vivimos todos, y lo importante no es la escala de la acción, sino la intención. Comenzar, movilizar, proponer: el interés es el primer paso.

¿Te gustaría trabajar con nosotros en el diseño o mejora de tu parque? Escríbenos:

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