En el contexto actual de urbanización acelerada y desigualdad creciente, el debate en torno al derecho a la ciudad y su relación con el espacio público cobra cada vez más relevancia. En este blog, exploraremos los conceptos clave, los nuevos enfoques y la importancia de los espacios públicos como escenarios fundamentales para garantizar el ejercicio pleno de este derecho. Además, analizaremos datos específicos de México y América Latina, las problemáticas generales de los espacios públicos y las posibles soluciones para revalorizarlos.
Según la ONU-Habitat, el Derecho a la Ciudad es un derecho que busca asegurar que todas las personas disfruten de una vida digna en entornos urbanos justos, inclusivos y sostenibles a través de la garantía de 8 componentes:
La Agenda del Derecho a la Ciudad y la Plataforma de Redes de Ciudades de la UNESCO son ejemplos de iniciativas que promueven la implementación de políticas urbanas centradas en el respeto de los derechos humanos, la igualdad de género y la diversidad cultural. Estos enfoques innovadores buscan garantizar que todas las personas puedan beneficiarse del desarrollo urbano de manera equitativa y sostenible y algunos ejemplos de su aplicación son:
Muchas ciudades del mundo han reconocido la importancia del espacio público y han avanzado tanto en el diagnóstico como en el impulso de estrategias que promueven el diseño, uso y gestión de mejores espacios, como Curitiba (Brasil), Rotterdam (Países bajos), Nueva York (E.U.A), Madrid (España) o Toronto (Canadá) que se posicionan como algunas de las ciudades con las mayores superficies de espacio público por habitante.
El documento Los espacios públicos en América Latina y el Caribe: Guía práctica para su reactivación en la pospandemia, producido en colaboración con el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), realizó un estudio comparativo entre 21 ciudades de América Latina y concluyó que la mayoría tienen bajas cantidades de espacios verdes para las poblaciones urbanas, y aunque la mayoría de las ciudades tienen menos de 10m2 per cápita, hay ciudades como Caracas o Lima que apenas y cuentan con 2 m2 de espacios verdes urbanos por persona. Por el contrario, Nassau (Bahamas) ofrece más de 80 m2 por habitante que en gran medida se relaciona con su baja densidad poblacional.
Y es que en México y Latinoamérica predominan los espacios públicos pequeños y dispersos, pocas veces planeados y la mayoría de las veces resultado de intervenciones encaminadas al rescate y aprovechamiento de áreas residuales o en abandono.
Desde el Laboratorio Parques, se realizó un estudio preliminar que permitió identificar que, en promedio, se cuenta con 4.62 m2 de espacio público por habitante, que se traduce en un déficit actual y generalizado de 18,091.00 hectáreas con respecto a la oferta actual en las 10 Zonas Metropolitanas.
De esta manera, nos enfrentamos al reto de construir mayores y mejores espacios públicos que contribuyan a la democratización de nuestras ciudades, a la justicia urbana y al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.
El espacio público es un lugar de encuentro, interacción social y expresión cultural fundamental para el ejercicio de la ciudadanía y es en estos espacios donde se manifiesta la diversidad de la sociedad, se fortalecen los lazos comunitarios y se promueve la inclusión de todos los ciudadanos. Por tanto, su adecuada planificación y gestión son indispensables para garantizar el pleno ejercicio del derecho a la ciudad.
Para cumplir con él, es fundamental apostar por la revalorización de los espacios públicos como entornos inclusivos y sostenibles. Esto implica promover la participación ciudadana en su diseño y gestión, invertir en su mantenimiento y mejora, y fomentar su uso como lugares de convivencia y recreación. Solo a través de un enfoque integral y participativo podremos garantizar que todos los ciudadanos puedan disfrutar de espacios públicos de calidad y contribuir a la construcción de ciudades más justas y equitativas.